La sociedad quiere energías limpias aunque suponga un aumento en la factura.


Una macroencuesta en 21 países revela que los ciudadanos prefieren este tipo de recurso. Sólo el 40% de los encuestados defiende las plantas de carbón, petróleo o nucleares. Obama tiene previsto invertir 150.000 millones de dólares en los próximos diez años.

Una amplia mayoría de los ciudadanos están insatisfechos con el ritmo lento de los avances de sus gobiernos hacia las energías renovables, y quieren que sus dirigentes hagan más. Aunque esta circunstancia eleve su factura de electricidad. Así lo revela una encuesta mundial de opinión publicada recientemente. Estos resultados envían una señal clara a los dirigentes de los gobiernos, tan sensibles, a priori, con el cambio climático.
“Los gobiernos han dejado mucho que desear en términos de disposición pública para tomar medidas”, afirma Steven Kull, jefe del Programa sobre Actitudes Políticas Internacionales de la Universidad de Maryland que llevó a cabo la encuesta en 21 países.
“Me quedé sorprendido por la consistencia y solidez del apoyo a una mayor dependencia de la energía solar y eólica para generar electricidad”, añade.
“La gente piensa en ello como en una inversión y una transición. Son optimistas”.


Desde Buenos Aires a Nairobi o Pekín, sólo el 40% de los encuestados dijo que creía que se necesitaban más plantas energéticas de carbón, petróleo o centrales nucleares.


El 77% afirmó que sus gobiernos deberían poner más énfasis en los sistemas de energía solar y eólica. El 69% señaló que las compañías eléctricas deberían estar obligadas a usar más fuentes de energías renovables “aunque esto aumente el coste de la energía a corto plazo”.
Y otro 88% que estaban dispuestos a pagar precios más altos por los productos si el dinero se utilizaba para ayudar a las empresas a emplear la energía de forma más eficiente. Además, a largo plazo, dos tercios de los encuestados consideran que un cambio significativo hacia fuentes de energía alternativas ahorraría dinero en lugar de dañar la economía. [...]

Fuente: Gaceta.es