Abu Dhabi busca empresas para su oasis sostenible.


Licitará este año 7.000 millones de dólares para su ciudad ecológica.


Abu Dhabi es la ciudad más rica del mundo, pero en su virtud –posee un 10% de las reservas de petróleo de la tierra– estaba hasta ahora su vicio, ya que también es uno de los países más contaminantes.

Para purgar sus pecados medioambientales, consciente de la finitud de sus riquezas, la capital de Emiratos Árabes Unidos ha hecho una apuesta incondicional, y adinerada, por las energías renovables y quiere albergar un ambicioso proyecto: una ciudad de 50.000 habitantes que no emitirá dióxido de carbono ni residuos.

La ciudad, bautizada Masdar City (como el fondo que el Emirato ha creado para gestionar sus inversiones en renovables) y diseñada por Norman Foster, estará a las afueras de la capital y servirá como polo de atracción para las tecnologías y los negocios relacionados con el sector solar.

Proyecto para 2016
La inspiración de la ciudad, que se proyecta para 2016, pasa por ser fin y medio de las energías renovables. Por un lado, ni en su construcción ni en su desarrollo se pretende emitir gases a la atmósfera, por lo que Masdar licitará cerca de 22.000 millones de dólares en proyectos renovables. Por otro, creará las condiciones adecuadas para que las empresas del sector se instalen en la ciudad.

Las empresas españolas ya están interesadas en las licitaciones, que este año sumarán 7.000 millones de dólares. Por el momento, sólo se ha adjudicado una planta fotovoltaica de 10 MW que se han llevado al 50% la estadounidense FirstSolar y la china SunTech.

La española Isofotón, pese a sus problemas de liquidez, tiene todas las papeletas para convertirse en otra de las primeras adjudicatarias. Por ahora, sus placas están siendo sometidas a pruebas de rendimiento por los promotores, que se debaten entre dos sistemas fotovoltaicos.

Aunque el 80% de la energía que se suministre a la ciudad será fotovoltaica, un 20% se producirá mediante la técnica termosolar, en la que España también es líder.

Por lo pronto, Masdar está probando la tecnología (basada en que miles de espejos dirijan la luz a un mismo punto) con el Instituto de Sistemas Solares de Concentración, ISFOC, dependiente del Instituto de Finanzas de Castilla-La Mancha, con sede en Puertollano (Ciudad Real). Otro lazo hermana a la incipiente ciudad de Masdar con España.

El futuro Instituto de Ciencia y Tecnología de Masdar, que abrirá sus puertas a finales de año, ha cerrado un acuerdo de colaboración con el Centro de Investigaciones Energéticas (Ciemat). El Instituto árabe pretende ser el laboratorio de referencia para las renovables.

La producción de energía solar no es la única área donde las españoles podrán vender su experiencia. La gestión de residuos también será clave en la ciudad, ya que pretende no producir ninguna basura. Masdar está en conversaciones con la catalana Ros Roca, aunque también otras grandes del sector, como las francesas Veolia y Suez, luchan en la puja.

Foco tecnológico
La otra cara de la ciudad, la de polo de atracción de tecnología, también supone una apetitosa oportunidad para las empresas. La posibilidad de instalar sus negocios allí significa conseguir importantes inyecciones de capital, algo crucial en un momento en el que se ha drenado la liquidez.

La leonesa DC Wafers, que se presenta como única empresa española que produce obleas de silicio, (con las que se hacen los paneles solares) está especialmente interesada en dar el salto a Masdar City. Uno de sus fundadores, Ismael Guerrero, explica que su intención es duplicar la producción –por ahora la han vendido toda hasta 2016–, pero para eso necesitan una inyección de capital, como la que Masdar u otro fondo soberano pueden aportar.

El hasta ahora único fichaje español en la plantilla de Masdar, Raúl García-Alonso, procede de Lehman Brothers y confirma el interés del fondo en invertir en empresas españolas, debido a la buena reputación del sector a nivel mundial.

Además, las empresas con sede en la ciudad podrán obtener los créditos que certifican que reducen la emisión de gases. Estos créditos se pueden vender en el mercado secundario hasta por 13 euros la tonelada y la ciudad pretende reducir en un millón los gases de efecto invernadero.

Fuente: Publico.es